La
anterior semana les escribimos acerca de la huella
que dejó en nuestra patria aquel grande de
la literatura universal, Ernest Hemingway, al que,
por cierto, le han restaurado su finca Vigía,
en el habanero barrio de San Francisco de Paula.
En la Habana Vieja quedó el hotel Ambos Mundos, hoy ya también
restaurado, y en una de sus habitaciones del quinto piso Heminway se quedaba
a dormir, cada vez que permanecía en tierra, y se convirtió así en
sitio permanente para escribir.
"Sus ventanas-describió una vez el propio novelista-daban a la antigua
catedral, y a la entrada del puerto y al mar por el norte, y daban por levante
a la península de Casablanca y a los tejados de las casas que se extienden
hasta el puerto y a todo lo ancho de él "Respondió al periodista
Plimpton en una ocasión "El hotel Ambos
Mundos era un buen sitio para escribir"
Próximo a la Catedral de La Habana podemos visitar también La Bodeguista
del Medio, con su aroma peculiar a masas de cerdo fritas, yuca o malanga con
mojo y frijoles negros dormidos.
Muchos afirman que allí está otra
huella de Heminway, quien gustaba decir "Mi
daiquirí en el Floridita. Mi mojito en la
Bodeguita". El mojito es un cóctel que
incluye ron, azúcar, hielo, limón,
agua y yerbabuena"
Así pues les propongo volver a encontrarnos
con el famoso autor de El Viejo y el Mar, nuevamente
la próxima semana...¡Nos leeremos!