Dailyn Ruano
Periodista de Rebelde
Daniel, fiel continuador de las ideas de Frank
30 de Julio de 2008, 10:50 a.m.
La Habana, Cuba.- El 30 de julio es un día triste para la historia reciente de nuestras luchas emancipadoras. No solo recordamos esta fecha por el asesinato de Frank País y Raúl Pujol en Santiago de Cuba, aunque con este solo hecho bastase para proclamar esta fecha como de luto y homenaje a los mártires caídos en el proceso revolucionario.
Pero es que justamente un año después del asesinato de Frank y Raúl, el 30 de julio de 1958, cae en combate otro hombre extraordinario, eficaz dirigente e infatigable luchador: René Ramos Latour.
René no tenía 20 años cuando el golpe de estado del 10 de marzo de 1952, y ya desde los primeros días de la dictadura comenzó a protestar contra el régimen en huelgas estudiantiles.
Este holguinero nacido el 12 de mayo de 1933, en el municipio de Antilla, vivió sus primeros años en la vecina Santiago, donde cursó sus estudios iníciales, y posteriormente ingresó en la segunda enseñanza hasta entrar en la Escuela Profesional de Comercio, en la propia ciudad.
Ya para 1953, comienza a trabajar como contador en la Nicaro Nickel Processing Company, una empresa norteamericana ubicada en la actual provincia de Holguín, dedicada a la producción de níquel. Es en este lugar donde inicia sus actividades revolucionarias.
Ramos Latour fue fundador del Movimiento 26 de julio en la zona. Cuentan algunos que sólo una casualidad le salvó de ser asesinado durante las Pascuas Sangrientas de 1956.
Ya para esta fecha regresa a Santiago de Cuba y tras cumplir varias misiones de Fidel y Frank, se le designó como jefe de acción en Oriente y segundo jefe de Frank a nivel nacional. René trabaja muy de cerca con Frank, con quien entabla una buena amistad, pero también es de quien más pudo tomar experiencia y entereza para la lucha.
Tras la muerte del mayor de los País García, René lo sustituyó como jefe nacional de Acción y Sabotaje del M-26-7. Ya para entonces dejaron de llamarle por su nombre de pila, todos lo nombraban por su seudónimo de guerra: “Daniel”.
Tras el fracaso de la huelga del 9 de abril de 1958 —durante la cual dirigió las acciones armadas de las milicias del 26 de Julio en la ciudad de Santiago de Cuba —, se alzó al mando de una columna. Al frente de ella libró duros combates para rechazar al enemigo que pretendía apoderarse del territorio libre rebelde de la Sierra Maestra. Por su capacidad militar y su ejemplo para sus soldados, obtiene el grado de Comandante.
René afianzaba su jefatura, no sobre la vía de la imposición y la coerción, sino del ejemplo personal y permanente, unido a una rigurosa exigencia. El 30 de julio de 1958, en el primer aniversario del asesinato de Frank País, Daniel y su columna se dispusieron a librar su tercer combate en sólo 5 días, en la finca El Jobal, en un paraje de las estribaciones de la Sierra Maestra perteneciente al hoy municipio Bartolomé Masó.
En medio del combate se oyó un grito: “Han matado al Comandante”, mientras alguien dijo: “Esta vivo todavía”. Fue llevado en brazos, en medio de lo disparos de la infantería, el bombardeo de la aviación y el impacto de los obuses enemigos hasta un bohío cercano. Murió ese mismo día a las 6 y 30 de la tarde.
El entonces combatiente Fernando Vecino Alegret, protagonista de en aquellos hechos, describió así los últimos momentos del héroe:
“Colocamos el cuerpo de Daniel en el ataúd, lo cargamos en hombros y partimos rumbo al corazón de la manigua. Nuestros compañeros y los curtidos hombres de aquel lugar se disputan el honor de cargar aquella caja (…) Cuando llegamos, la fosa está abierta. Pero la tierra, en un gesto de rebeldía, parece negarse a recibirlo: la fosa resulta pequeña y hay que ampliarla. Por fin lo enterramos con nuestras propias manos, mientras, a modo de despedida, se hace una descarga en seco.
Después nos alejamos, conscientes de que en El Hormiguero queda enterrado un pedazo de nuestro propio corazón. (…) Atravesamos el camino de Arroyones, rumbo a las montañas, buscando a Fidel como buscando al Sol. La guerra prosigue.”
Medio siglo nos separa del último día en la vida de un revolucionario completo. Aquel joven, René Ramos Latour, sacrificó sus escasos años por el anhelo de ver a su Patria libre. Su esfuerzo no fue en vano. Su sangre marcó el camino hacia un futuro promisorio. |