Los fraudes fertilizados de la crisis
Joaquín Rivery Tur
Colaborador de Radio Rebelde
23 de Febrero de 2009, 11:10 a.m.
La Habana, Cuba.- Parece que en épocas de recesión económica a los bancos y banqueros les cuesta mucho más trabajo esconder sus manipulaciones financieras y, sobre todo, aflora aquella parte de ellas dedicada a la estafa franca, a lo que normalmente se conoce como fraude.
Desde que comenzó la crisis actual (contando a partir de diciembre de 2007 en Estados Unidos, aunque precisar es muy difícil), se ha dado una serie de casos en varios países que erizan a cualquiera y enardecen al más calmado.
Pasemos por recordar que el derrumbe del banco Lehman Brothers se debió a ocultamientos de las pérdidas que había tenido la entidad, aunque sus ejecutivos se preocuparon mucho porque no les tocaran sus emolumentos. El Estado norteamericano tuvo que intervenir para evitar un colapso completo. Fue un fraude en toda la línea, apoyado por Washington.
La lista puede ser muy larga. Pero en estos días el gran escándalo de moda se destapó con el descubrimiento del gigantesco fraude de unos 9.200 millones de dólares cometido por el magnate financiero texano Robert Allen Standford, con ramificaciones en varios países latinoamericanos que han tomado medidas urgentes de intervención para evitar mayores daños a los depositantes de las filiales nacionales del Standford International Bank.
Cinco Estados (Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Panamá) se vieron obligados a dictar la intervención de las filiales de Standford para protegerse.
Los millonarios latinoamericanos recibieron de todas formas su latigazo financiero debido a que tenían depósitos en la sucursal de Antigua, un paraíso fiscal desde el cual operaba la entidad.
Antes que este, había estallado también en Estados Unidos el caso de la enorme estafa abarcadora de numerosos países cometida por Bernard Madoff, un financista neoyorquino que montó un fraude de los conocidos como “pirámide”, pero con un monto de 50.000 millones de dólares. Casi increíble. Madoff quedó libre después de una fianza de diez millones, por lo que le queda muchísimo para enfrentar el juicio, si es que ocurre.
La enfermedad de los fraudes saltó igualmente en Colombia, donde un señor nombrado Carlos Suárez fue el cerebro de una de las “pirámides financieras” que últimamente pululan en el país y son fraudulentas en su propia concepción.
El pícaro estafador fundó la firma Proyecciones DRFE (Dinero Rápido, Fácil y Efectivo) por la cual solicitaba a amigos y clientes cantidades grandes de dinero, con el cual se quedaba. A la vez, pedía a sus depositantes que ellos buscaran a su vez a otros ahorristas que quisieran ganar rápidamente grandes sumas, y así la cadena se extendía, hasta romperse en un momento dado.
Los últimos, el mayor número de participantes, perdían todo el dinero al romperse la pirámide porque ya no aportaba más nadie, pero entretanto Suárez había acumulado una suma de 180 millones de dólares.
Esta enorme cadena de fraudes y estafas se ha regado por el mundo debido exactamente a la falta de regulaciones propugnada por la liberalización total de las operaciones financieras. Algo así como el ideal del flujo de capital especulativo del neoliberalismo y algo que persiguen los famosos Acuerdos de Libre Comercio que Estados Unidos impulsa.
Si ahora se “descubren” estos delitos se debe a que la crisis global misma obliga a los Estados a un mayor control para tratar de evitar que la tormenta económica capitalista caiga en un abismo sin fin. Si se logra detener la recesión mundial, posiblemente luego se vuelva a caer en el mismo esquema que favorece a los grandes estafadores financieros. |